Organiza

Fundación Cristino de Vera - Espacio Cultural CajaCanarias

Lugar

C/ San Agustín, 18. C.P. 38201
San Cristóbal de La Laguna
Santa Cruz de Tenerife

Biografía cronológica

SalvoSalvatore Mangione, conocido como Salvo, es una de las figuras más singulares del panorama artístico italiano e internacional. Nacido en 1947 en Sicilia, donde transcurre su primera infancia, se traslada junto a su familia a Turín, donde vive y trabaja hasta su fallecimiento en 2015.

Su vinculación con el mundo del arte comenzó a una edad muy temprana. Con 16 años participó en la 121ª Exposición de la Sociedad para la Promoción de las Bellas Artes y empezó a ganarse la vida haciendo retratos y vendiendo copias de obras de los maestros de la pintura. Después de realizar una breve visita a París y participar en los movimientos estudiantiles del 68, regresó a Turín y conectó con el círculo de artistas relacionados con el "arte povera", reunidos alrededor de la galería de Gian Enzo Sperone. Allí conoció a Alighieri Boetti, con el que mantendrá una gran amistad a lo largo de su vida y compartirá estudio, así como a Mario Merz, Gilberto Zorio, Giuseppe Penone y a críticos de arte como Renato Barilli, German Celant y Achille Bonito Oliva. Posteriormente, se vinculó con el arte conceptual estadounidense.

Durante el verano de 1969, Salvo emprende un largo viaje por Afganistán, al que seguirán otros muchos, y realiza trabajos fotográficos, en los que se retrata como Rafael, además de fotomontajes ―"12 autorretratos"―, en los que inserta su rostro en imágenes sacadas de periódicos. Así aparece como obrero, guerrillero, soldado, bailarín, nazi… En esta época también realiza lápidas funerarias sobre mármol en las que graba palabras o frases, como "Idiota" o "Soy el más grande", además de transcribir novelas donde pone su nombre en lugar del de los protagonistas, es el caso de "Salvo en el País de las Maravillas" o en la "Isla del Tesoro".

Hacia 1973 su lenguaje experimenta un cambio radical, en pleno triunfo del arte conceptual, el artista regresa a la pintura utilizando las técnicas tradicionales.

"Me siento como un montañero que debe encontrar, de vez en cuando, una cara nueva para escalar porque conozco la anterior como la punta de los dedos. Tengo que buscar algo nuevo, no solo en pintura, sino también en la naturaleza y en la vida. Así que miro a mi alrededor y, en cierto punto, descubro un tema olvidado en el que comienzo, lo que significa que lo intento hasta que me equivoco, porque es solo ese momento en el que brilla su verdadero carácter".

En 1976 participa en la Bienal de Venecia, realiza varias series de mapas geográficos donde inserta el nombre de distinguidos filósofos, pintores y músicos italianos. A partir de este momento, crea una serie de paisajes con un esquema compositivo muy sencillo, de colores vibrantes, de los que emergen caballeros o jinetes entre las ruinas, además de difíciles composiciones arquitectónicas captadas en diferentes horas del día. A finales de los setenta aparecen los paisajes silenciosos de atmósferas envolventes, plagados con casas de campo, iglesias, monumentos y árboles que evidencian una clara influencia de Giotto.

En los 80 comienza el reconocimiento internacional y su obra se exhibe en Gante, Lucerna y Lyon. Durante estos años, después de regresar de un largo viaje por Grecia, Yugoslavia y Turquía, pinta las características tumbas musulmanas que vio en Sarajevo y las "Ottomanie" ―término acuñado por el artista― en la que aparece el minarete en medio de un paisaje imaginario. Por estos años, también, recrea evocadores enclaves urbanos a la manera de un nuevo realismo mágico y fascinantes visiones portuarias muy en la herencia de la pintura metafísica.

Desde 1990 hasta su muerte, Salvo realiza una serie de obras donde pinta lugares que ha visitado, como Omán, Siria, Emiratos Árabes, Tíbet, Nepal, Etiopía, además de muchos paisajes europeos, entre los que destacan, en esta muestra, los dedicados a Tenerife.