EL ARTE DEL SIGLO XX REVISITADO

IIencuentro de arte y pensamiento En los albores del siglo XXI la situación del arte contemporáneo revela confusión pero también complejidad; equívocos pero también diversidad.  El imperativo categórico del presente, que se impone como ideología dominante en las sociedades poscapitalistas, comporta la dificultad de pensar en el pasado (tradición) y en el futuro (utopía) como puntos de referencia para el arte. El lenguaje artístico y sus contenidos remite a un presente incierto y sin esperanzas donde el valor de las obras queda reducido a su cotización en tanto que mercancías, mientras que la eficacia de sus imágenes no puede compararse con la  de la publicidad que capta el interés de las masas haciéndolas  adictas al consumo con falsas promesas y burdos reclamos. Incierto es el presente del arte desde el momento en que  este  pierde estos dos eslabones, el que le anclaba  en el pasado y el que le arrastraba al futuro. La cadena de la historia se rompe en dos puntos. Desde el Renacimiento hasta el siglo XVII hubo una tradición constituida por la idea de lo bello. En el siglo XX hubo otra que giraba en torno a la idea de “lo nuevo” concebido como “lo real” sociológico que se impone a cualquier intento de reinstaurar, bajo el signo de la idea del progreso y de la utopía, una concepción metafísica del arte. Por primera vez el arte moderno adquiere en esta primera década del siglo XXI  su significación originaria y etimológica: moderno es un adjetivo que proviene del adverbio modo, del latín tardío, que significa “ahora”. Y sin embargo, por una razón que es difícil averiguar, los creadores del siglo XXI no quieren perder su relación con los del siglo precedente. El presentismo en el arte moderno es ilusorio, por no decir, imposible. Ya sea fijando el punto de partida en Picasso, ya Warhol, ya Duchamp, los artistas actuales saben de dónde vienen, aunque no lo proclamen a los cuatro vientos. El olvido de la tradición obedece tal vez a un mecanismo de represión. En el fondo el artista del nuevo milenio desea las mismas cosas; y por ello no puede dejar de soñar como lo hicieron los artistas del pasado, y aunque el contenido de sus sueños sea distinto, el fundamento antropológico de los mismos no ha variado. Hay en el arte del siglo XXI una modernidad reprimida. Pero para descubrir este origen oculto habría que revisitar la tradición del siglo XX desde una perspectiva crítica. El Picasso de hoy en día no es el mismo que el del periodo de entreguerras, en el contexto de la lucha antifascista; tampoco nuestro Picasso es el héroe que al finalizar la segunda conflagración mundial, en plena Guerra Fría, encarnaba el espíritu antiburgués y la lucha contra el imperialismo Lo mismo puede decirse de casi todos los grandes artistas del siglo XX. Giorgio de Chirico fue denigrado por los surrealistas; denigración que hoy forma parte de la historia. ¿Cuál es la herencia del surrealismo tras la crisis del marxismo y el psicoanálisis?  ¿Tiene sentido revisar la vía espiritual del arte moderno que se inicia en el Blaue Reiter y llega hasta Rothko? Estos creadores eran conscientes del peligro que entrañaba en el conflictivo periodo de entreguerras el avance del materialismo, origen y causa del malestar que aqueja a la cultura moderna.



Obra Social Cajacanarias
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